Los Maestros de Aikido que han difundido Shiatsu

por Ivan Bel 
Traducido del francés por Danilo Guida
Anotado por Mario Sapienza

La historia del Aikido se confunde a veces con la del Shiatsu, pues bastantes maestros japoneses han transmitido estos dos conocimientos por el mundo. Cuando fueron enviados por los distintos continentes para difundir Aikido, fueron también formidables profesores de Shiatsu. Tomando como referencia el artículo original publicado en Dragon Magazine n°28, he agregado dos personalidades vivas en Japón para que ustedes tengan una mejor idea de la influencia de esos maestros en el Shiatsu de hoy en día.


Historia

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, todo Japón pasó por la agonía de la miseria y el hambre. Pero con la llegada de los años 50, hubo una suerte de renacimiento que tocó todas las áreas de la sociedad nipona. El país se reconstruyó y muchas técnicas volvieron del olvido de la historia para tener una nueva imagen. Es el caso del Aikido que tuvo que reinventarse técnicamente bajo la influencia principal del segundo Doshu, y adoptó su mensaje de amor universal para distinguirse de las artes marciales guerreras de la pre-guerra (bujutsu).

Es igual para el caso del Shiatsu que terminó su trasformación desde sus orígenes provenientes del Anma y buscó obtener un reconocimiento oficial por parte de las autoridades. El Aikido predicando la no-violencia y el Shiatsu estableciendo la paz en el cuerpo y el espíritu (mente), estos dos movimientos sólo podían encontrarse.

Es bien sabido que O Sensei era un gran amante del masaje Anma, muy popular en tiempos de su juventud, y que pedía regularmente a sus uchi-deshi que lo masajearan.

Masamichi Noro fue sin dudas el más solicitado por O Sensei. Pero con el tiempo el Anma devino la sombra de lo que era y el Shiatsu tomó poco a poco su lugar como técnica manual terapéutica hasta ser reconocida oficialmente en 1964 por el Ministerio de Salud.

El personaje ineludible de este período es Tokujiro Namikoshi. Fue una verdadera estrella mediática que hizo conocido al Shiatsu ante la población japonesa. Más tarde tendría incluso su programa semanal de televisión.

El primer encuentro entre el Shiatsu y el Aikido fue por intermedio de un francés: André Nocquet. Segundo estudiante extranjero que tomó clases en Hombu Dojo en 1955 (después de Salvatore Mergè en 1942), André Nocquet siguió los cursos básicos en Colegio Japonés de Shiatsu en Tokio. Deseando que se conocieran las personas que a sus ojos eran gigantes cada uno en su especialidad, organizó un encuentro entre Ueshiba y Namikoshi.

Foto proveniente de Budo Japan: artículo de Guillaume Erard (C) en una apasionante biografía sobre André Nocquet (en el centro). A la derecha Tokujiro Namikoshi. A la izquierda de Nocquet, O Sensei Morihei Ueshiba. Mas a la izquierda, desconocido.

Ueshiba era antes que nada curioso, abierto mentalmente hacia todo lo que tocara a la sanación manual, pues sufría desde hacía tiempo desordenes intestinales. La historia no dice si inmediatamente consultó con Namikoshi. A partir de ese momento, muchos uchi-deshi fueron a estudiar Shiatsu. Cuando más tarde ellos vayan a diseminar el Aikido por el mundo, también serán grandes difusores del Shiatsu.

Y aquí la prueba con cinco figuras que marcaron la historia del Aikido en el plano internacional.

Mutsuro Nakazono

Nacido en 1918, Mutsuro «Masahilo» Nakazono fue uno de los maestros que influenciaron el Aikido francés. Nakazono viene de una familia donde las artes marciales siempre formaron pareja con las artes de la salud.

Nieto de un campeón de Sumo, comenzó Kendo a los 6 años, Judo a los doce, luego Karate a los diecinueve años. Pero llevó también una carrera ejemplar en salud. Muy temprano es iniciado por su madre en los primeros auxilios a las parturientas, pues ella tenía el oficio de partera. El aprende principalmente a dar vuelta los bebés que se presentaban de nalgas, solo con sus manos.

A los 20 años obtiene un diploma de especialista en Osteopatía, luego se compromete con sus estudios de medicina Kampo[i].

A los 24 años, en1942, cruza la ruta de Shioda Sensei cuando era ya Shihan de Judo (4to Dan) y va a interesarse por el Aikido. En los años 50, se vuelve macrobiótico junto al fundador “George Oshawa” (cuyo verdadero nombre era Nyoichi Sakurazawa).

Cuando llega a Francia en 1961, tenía igualmente un título de shiatsushi (practicante de Shiatsu). En 1964, son tres los maestros japoneses que residen en Francia: Masamichi Noro, Nobuyoshi Tamura que acaba de llegar, y él. Juntos darán muchos cursos.

Pero las artes de la salud son parte integral de la vida de Nakazono Sensei, y se dedica a la enseñanza de Shiatsu en París. Entre sus alumnos más importantes en ese dominio, encontramos a Philippe Ronce, Jean-Claude Tavernier, Pierre Molinari, Michel Odoul y Christine Anrioud.

Michel Odoul, quien es hoy una celebridad con no menos de 20 obras sobre la salud, quedará marcado toda su vida por el encuentro con este maestro de terrible exigencia.

“Era igualmente un maestro del Shiatsu y de Acupuntura, profesor universitario en medicina tradicional japonesa, cuyas referencias conocía todas de memoria. Yo tenía 25 años cuando lo conocí. Era un samurái, uno puede verlo en sus obras. Si las leemos al pie de la letra, hoy, diríamos “¿qué es esta locura?” Tenía una rectitud de samurai, sin concesiones y por lo tanto era alguien difícil de seguir. De hecho, un cierto número de sus asistentes no pudieron llegar al final de su aprendizaje. Voy a darles un ejemplo: para Nakazono Sensei no era cuestión de llegar cinco minutos antes a una sesión de Shiatsu. La jornada, había que prepararla, pues la primera de las rectitudes se imponen al practicante. Entonces debía llegar temprano, preparar el cuerpo, limpiar el lugar, meditar, etc. Para él la postura del practicante no era un privilegio, sino un deber, una obligación de comportamiento correcto con el código del Bushido implícito. La segunda particularidad de Nakazono era que a partir de un cierto nivel él no explicaba más nada. Si uno quería más, había que ir a buscarlo, trabajar, observar, comprometerse más.”

Encontramos bien aquí todo el espíritu japonés que implica que se debe “robar la técnica con los ojos” y no siempre tratar de entenderlo todo, explicarlo todo.

Reishin Kawai

Esta historia comienza un poco como la del fundador, Morihei Ueshiba. Nacido en 1931, el joven Reishin Kawai era de constitución débil. Para fortalecerse, él se mete muy temprano en las artes marciales, principalmente al Sumo y al Kenjutsu. En la adolescencia, sufre de manera crónica de inflamaciones en la rodilla derecha y la medicina parece incapaz de aliviarlo.  

Él se vuelca entonces al Shiatsu, la acupuntura, y un régimen alimentario particular, gracias a lo cual finalmente se cura.

A partir de ese momento, se convencerá completamente del beneficio de ese enfoque y decide formarse. Estamos en 1946, sólo tiene 15 años cuando se vuelve uchi-deshi de Torataro Saito Sensei, maestro terapeuta que ha desarrollado su propio método de tratamiento.

En paralelo, éste lo forma en Kenjutsu así como en Daito-ryu Aikijujutsu. Saito era él mismo un amigo de Arimoto Murashige Sensei, que lo había incitado a seguir las clases de O Sensei durante los años 30. Es así que pudo transmitirle las bases de lo que devendría en el Aikido a su joven discípulo.  

Queriendo saber más, Reishin Kawai se inscribió en la Facultad de Medicina Oriental de Tsukushoku, al mismo tiempo que en Hombu Dojo a fin de perfeccionar esta doble vida de guerrero y terapeuta. Tendrá como profesor al fundador, su hijo Kisshomaru, Koichi Tohei y seguirá a veces las enseñanzas de Morihiro Saito en Iwama.

Funda entonces la Nihon Kobudo Iho Fukyukai (Sociedad Japonesa de las Artes Marciales y los estudios de Acupuntura) en noviembre de 1955, pero en los años 60 decide recorrer el mundo. Es así que descubre Brasil, donde finalmente se instalará para difundir el Aikido, primero a pedido de Murashige que ahora era 9no dan, luego oficialmente por O sensei en persona. Se instala entonces definitivamente en Brasil, donde será el pionero en ese país.

El 9 de enero exactamente, abre un primer dojo de 42 tatamis en Sao Pablo. De allí él va rápidamente hacer crecer el Aikido, principalmente gracias a uno de sus estudiantes de origen japonés – Keizen Ono – una asociación que se volverá una federación. Tendrá igualmente una fuerte influencia en Argentina y en Perú. 

Durante esos 50 años de práctica del Aikido, él nunca olvidó como pudo salvar su rodilla y regularmente ha tratado a los practicantes con Shiatsu. Transmitirá ese conocimiento a sus numerosos estudiantes quienes varios son hoy altamente graduados (Keizen Ono, Makoto Nishida, Wagner Bull, Roberto Maruyama, todos 7mo dan).

Minoru Kanetsuka

Los años 50 fueron el gran período donde, según los mismos deseos de su fundador, jóvenes senseis de Aikido partieron a través del mundo para difundir su arte marcial. Pero esos mismos senseis tenían igualmente en su bagaje técnico conocimientos más o menos avanzados de Shiatsu. 

Es el caso por ejemplo de Minoru Kanetsuka (nacido en 1939) que descubre el Aikido en la Universidad de Tzakushoku (Tokyo) en 1957 y estudiará bajo la dirección de Gozo Shioda.

Después de haber obtenido su diploma universitario, decide instalarse en Nepal y enseña el Aikido durante 8 años a las fuerzas de la policía local como a los miembros de la familia real.

En 1972 se instala en Inglaterra donde se convirtió en el asistente de Chiba Sensei, y después de éste último se convirtió en el director técnico de la British Aikido Federation.

Bill Palmer fue uno de sus alumnos en Aikido, a quien le enseñó igualmente Shiatsu desde 1973. Recuerda que; “Cuando estaba en la universidad comencé a practicar el Aikido. Mi profesor era igualmente un excelente practicante de Shiatsu. Su nombre era Minoru Kanetsuka y me gustaba mucho lo que hacía. Entonces comencé el estudio con él. Durante 6 años, miré lo que hacía y posteriormente la gente del dojo me comenzó a pedir tratamientos. Mis comienzos en Shiatsu están muy ligados al Aikido y al espíritu que reina en un dojo.

Era una forma muy simple de Shiatsu, sin ninguna teoría sobre los meridianos. La práctica estaba basada sobre los puntos clave y sobre la calidad del toque. Kanetsuka solía decir: “El Shiatsu es como el Aikido. No trates de controlar nada. Mejora simplemente tu calidad de tocar y responde a lo que tu sientas” o incluso “Si te abres a la energía de alguien, entonces se transforma, pero si intentas cambiarla, entonces se resiste”.

Bill Palmer fue más tarde uno de los fundadores de la UK Society (actual Federación Inglesa de Shiatsu) y es hoy uno de los grandes profesores europeos de esta disciplina.

Seiichi Sugano

Seiichi Sugano Sensei es uno de los maestros de Aikido más conocidos por los aikidokas australianos, belgas, y norteamericanos, ya que ha vivido en esos tres países durante largos años. Personaje siempre sonriente que tuve la ocasión de entrevistar, gustando reírse con ganas, Seiichi Sugano también tiene una historia de corazón con el Shiatsu.

Nacido en 1939, comienza Judo a la edad de 6 años. En 1957, luego de leer un artículo de un periódico, decide ir a Hombu Dojo para ver de qué se trata el Aikido. Es recibido por Kisshomaru Ueshiba y luego de una entrevista y una clase de prueba él le pide enseguida ser uchi-deshi cuando tenía apenas 18 años. Pero deberá pasar pruebas y entrenarse cotidianamente durante un año antes de que eso suceda.

Sus compañeros de tatami son Nobuyoshi Tamura y Yoshimitsu Yamada. Entre sus instructores del Hombu Dojo, Koichi Tohei (quien es el jefe) va a marcarlo permanentemente, pues es el único que le habla y trabaja con la noción de Ki. ¿Es ésto lo que lo ha llevado a interesarse más por la energía? La historia no lo dice.

El recorrido de Seiichi Sugano es conocido. Casado con una australiana, será enviado en el lugar como representante del Aikido. Luego partirá a instalarse 8 años en Bélgica, mientras va cada año a enseñar a Malasia. Terminará por instalarse en Estados Unidos hasta su muerte en 2010. ¿Pero, ha enseñado igualmente Shiatsu?

Uno de sus antiguos estudiantes belgas, Louis Van Thiegem Shihan nos dice:

“Si, me acuerdo bien de las clases de Shiatsu que Sugano Sensei daba. No puedo decirles dónde lo había aprendido, pero daba clases al respecto. Además él tenía una gran erudición en general pues pasaba mucho tiempo leyendo y aprendiendo.

Era la época cuando él había llegado a Bélgica, en nuestro dojo, organizaba clases de iniciación al Shiatsu para los estudiantes más asiduos. Era una práctica muy intimista, más bien familiar, pero él sabía lo suficiente para ayudar cada tanto a una persona que sufría de problemas de rodilla, de codo o de hombro, por ejemplo.

Como no era su actividad principal – antes que nada, era maestro de Aikido – él no tenía un consultorio o similar, pero era completamente capaz de enseñar y de sanar”. 

Hirokazu Kobayashi

Otra figura legendaria entre los maestros del Aikido, Hirokazu Kobayashi nació en 1929 en Osaka. Proveniente de una familia que trabajaba con laca, su salud débil lo empujó a practicar las artes marciales desde los 7 años. Su temperamento de fuego se puso en acción ya que se metió no en una, sino en tres disciplinas a la vez: Karate, Judo, y Kendo. No hacía jamás nada por la mitad, y seducido por la ola nacionalista de la época, decide entrar en la armada a la edad de 15 años, lo que estaba por supuesto prohibido. De todas formas, consigue engañar a los reclutadores. Estará en todos los conflictos y seis meses antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, decide ser Kamikaze. El destino se lo impedirá, su portaaviones fue hundido y fue uno de los sobrevivientes.

A su regreso de la guerra, será estibador en el puerto de Tokyo, descargando el pescado por mucho tiempo. Retoma la práctica del Karate, pero su maestro le escribe una carta de recomendación para que estudie igualmente el Aikido junto a O Sensei.

El encuentro de esos dos guerreros no podía más que funcionar y es así que Kobayashi Sensei devino rápidamente uno de los estudiantes más próximos del fundador.

Ocho años más tarde, regresa a Osaka y abre un dojo cerca de la policía local. Lo que sigue es parte de la leyenda. Nombrado 7mo Dan a los 35 años, reemplazará a Murashige Sensei en el puesto de Director Técnico Europeo. Enseñando 5 meses por año en Europa, se dedica también a otra de sus pasiones: la velocidad. Circulando en moto por Japón y en autos deportivos en Europa, su energía era desbordante. A los 42 años es nombrado 8vo Dan.

Pero sería un error ver en Kobayashi a un cabeza hueca. Es también un hombre de estudios que busca saber cada vez más sobre lo que le rodea y más particularmente sobre el ser humano. Es así que las artes marciales lo llevarían a las técnicas de Seppo/Kuatsu[ii], y a un gran conocimiento de los puntos de digitopuntura y los meridianos de la acupuntura. Este conocimiento lo ha utilizado para sanar, y enseñar a sus alumnos.

Entre los muy numerosos estudiantes de alto rango que ha formado, el maestro André Cognard recuerda que: “Kobayashi Sensei siempre sanó, la mayoría de las veces luego de las clases, al costado del dojo. Practicaba las técnicas de reparación de las articulaciones, masajes terapéuticos, no citaba sus fuentes. La primera vez que lo asistí en uno de sus tratamientos, quedé asombrado por el poder de su técnica; Se trataba de un profesor de Aikido que se quejaba de un problema de rodilla. Kobayashi Sensei me pidió estirara lentamente la pierna del paciente que tenía doblada mientras que él le clavaba el pulgar en un punto de la rodilla. El resultado fue concluyente. El hombre pudo ponerse en seiza, lo que le resultaba imposible antes, y caminar sin sufrir.

La experiencia no terminó ahí para mí. Una vez en los vestuarios, nuestro paciente fue presa de una crisis de lágrimas y comenzó a contarme una situación relacional que le había generado un trauma psicológico. Cuando se lo comenté a Sensei, él dijo simplemente “con los problemas de rodillas crónicos hay siempre un complejo de madre”. Me tomaría muchos años de observación para traducir aquello en: problemática de separación, desposesión del cuerpo, nacimiento parcial. En un instante, él me había hecho entrar en un mundo, aquel del cuerpo conciente”

En Japón

Sadao Takaoka

Este hombre es sin duda, uno de los maestros menos conocidos del Aikido. Su tío era un sacerdote budista y cuando él le dijo que quería practicar Judo, éste le recomendó ir a ver un dojo de un arte marcial “mental”, el Aikido. Pero el profesor se había mudado, y ese profesor no era otro que el mismo Fundador.

Decepcionado, comenzará el estudio de una escuela antigua: Takenouchi ryu, célebre por sus técnicas de agarre, con Kusutarou Mizutani (水谷楠太郎).

Tenía 17 años y en aquella época, en las clases marciales, también había Shiatsu y técnicas para re-colocar los huesos en su lugar. Algunos años más tarde, abrió un dojo.

Japón entró en guerra y debía hacer patrullajes por la noche. Un tal Hiroyuki Nozawa fue enviado a Tokyo a hacer la misma tarea, pero él era también un profesor de Aikido. Ellos van a enseñar juntos sus técnicas marciales en el pequeño dojo de Takota y es así que comienza a enseñar Aikido sin nombrarlo, ya que no tenía grados en esa disciplina.

En 1945, fue parte de la tercera oleada de los reclutados a pelear al extranjero. Luego de tres meses de instrucción, se unió a su regimiento (Fuerza Aérea) en Corea como soldado. Pero conociendo sus capacidades de curación manual, fue llamado por el médico del cuartel para ayudar a una persona. “Le he dado dos dosis de anestésico a este hombre, pero el dolor no se va. Pruebe tratarlo.” Pasó entonces 20 minutos practicándole Shiatsu y el dolor se fue. El médico en jefe escribió al Estado Mayor para que él no combata y quede en el servicio médico a tiempo completo a partir del día siguiente.

Es así que obtuvo una gran experiencia de curas manuales sobre las dolencias de todo tipo de heridas de guerra. Su talento era tal que cuando fue la desmovilización en 1945, se le negó volver inmediatamente al Japón para que pudiera terminar de tratar al ayudante del batallón. No pudo regresar a Japón hasta octubre del 45. Retoma enseguida la enseñanza del Aikido, intentando devolver la esperanza y la alegría a los jóvenes desmotivados después de la derrota de Japón.

En 1951, se entera que por 1ra vez desde hace tiempo, O Sensei debe volver a Wakayama para formar a las fuerzas de policía. Fue un período bastante raro en la trayectoria de O Sensei, pues enseñaba día por medio con Koichi Tohei, los otros días estaban dedicados al Karate con los maestros Otsuka, Tomoyose y Yamashiro. Gracias a su amigo y colega Nozawa, él pudo seguir toda la formación con los policías. Después de clase, le propuso a O Sensei de realizarle Shiatsu. Este le dijo “antes solían practicarme Shiatsu mis alumnos, pero no hay nadie que se entrene en Shiatsu hoy. Entonces, quizá solo esta vez?”. Después del tratamiento O Sensei lo felicitó y le preguntó si conocía el método de curación de Nishi[iii] que él mismo seguía. Y le mostró su método de sanación con las palmas. Es así que después de este encuentro via el Shiatsu y el Aikido él recibió el 3er dan y devino uno de los estudiantes del Fundador y fue el receptor de numerosas historias de la vida de Ueshiba. Sus pasiones comunes por el Aikido y las artes manuales de salud los acompañaron hasta la muerte de O Sensei. Sadao Takoaka continuó enseñando el Aikido y curando con Shiatsu toda su vida. Murió en 2002.

Eiichi Kuroiwa

Se trata de uno de los estudiantes de post-guerra, que comenzó el Aikido bien temprano en su vida, en el dojo de su colegio a la edad de 14 años bajo la dirección de Seseki Abe Sensei (en Osaka). Este le decía “No es una cuestión de fuerza. Es el Ki”. Más tarde fue a estudiar a la universidad para ser ingeniero eléctrico y descubrir paralelamente el Shiatsu gracias a los programas televisivos de Namikoshi, y continuó igualmente con el Aikido. Se interesó en el estudio del Shiatsu y siguió una formación de base al comienzo de los años 60. En 1963 conoció a O Sensei y se volvió su alumno hasta 1968. Durante esos años, él le propuso practicarle Shiatsu. Su recuerdo es el siguiente.

“Él estaba siempre contento cuando le hacía Shiatsu en la espalda. Tenía la impresión de empujar una placa de hierro con mis dedos. Mis dedos se doblaban hacia adelante. No era la espalda de una persona normal. Me enseñaron que era condicionamiento Ki”. En otros términos, la energía era tan densa en el cuerpo del fundador, que él no podía entrar en sus músculos.   

Continúa enseñando Aikido y ofrece Shiatsu a sus estudiantes. Un día se le preguntó a Kuroiwa cual era la diferencia entre el Judo y el Aikido. Respondió: “El Judo es el mundo de la física Newtoniana. En cambio, el Aikido es el mundo de la mecánica cuántica.” Entre los dos, el Shiatsu es el vínculo para tratar el cuerpo y el Ki. 

Conclusión

Existen bastantes otros maestros de Aikido que han aprendido (como lo confirman las palabras del fundador) Shiatsu o Anma, pero sus biografías no son todas conocidas. En cambio, todos son una gran influencia en la difusión del Shiatsu, ya sea en Japón como a través del mundo, pues estas dos artes poseen múltiples vínculos de los cuales el más importante es la noción de Ki.

Hoy, más y más practicantes de artes marciales hacen y enseñan Shiatsu, restableciendo así la tradición de las koryu (escuelas clásicas): saber combatir, saber sanar.

Buena práctica.

Artículo original: Ces maîtres d’Aïkido qui ont diffusé le Shiatsu


[i] Nombre que se le da a la Medicina tradicional China en Japón.

[ii] Kobayashi Hirokazu estudió con el maestro de kappo seppo, Sumida, cuyo éxito como terapeuta tanto de sumotori como de jugadores de béisbol le habían otorgado autoridad en la materia. El kappo seppo concibe todos los puntos mortales como puntos de curación, que incluye la quiropráctica, la práctica de masajes terapéuticos y técnicas de reanimación (kuatsu).

[iii] Katsuzō Nishi (西 勝 造) (1884-1959)  fue el fundador del Nishi Shiki (Sistema de curación Nishi) en 1927, quien en ese momento era el ingeniero Jefe Técnico del primer proyecto de metro de Japón, en Tokio. También fue profesor de Aikido. Introduciendo en el Aiki-taiso de Aikikai Hombu Dojo los ejercicios kingyo undō (金魚運動) «ejercicio de natación del pez dorado», mōkan undō (毛管運動) y hifuku undō (背腹運動).