Toshiro Mifune, de actor a discípulo.

Por Mario Sapienza

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Akira Kurosawa junto a Toshiro Mifune

Toshiro Mifune nace el 1 de abril de 1920 en Qingdao, China. El prolífico actor hace su debut como intérprete a los 27 años de edad bajo la dirección de Senkichi Taniguchi. Al año siguiente conoce a quien sería su inseparable amigo, Akira Kurosawa. Así «El Lobo y el Emperador,» con dieciséis largometrajes juntos, dejarían una marca a fuego no solo en el cine japonés sino también en la historia del cine internacional.

El actor Toshiro Mifune y el director Akira Kurosawa crearon juntos algunos de los personajes más dinámicos nunca antes puestos en pantalla, todos marcados por un física explosiva, de vigorosa intensidad y ternura sorprendente. Mifune pasaría a encarnar una amplia variedad de roles, desde gánsteres hasta samuráis y empleados, en las mejores películas del director, obras maestras como «El perro rabioso» (1949), «Rashomon» (1950), «Los siete samuráis» (1954), «Los canallas duermen en paz» (1960), y «El cielo y el infierno» (1963) entre tantas otras.

A principios de la década de los cincuenta, Kurosawa sintió la necesidad de reemplazar la típica coreografía de artes marciales para su próximo proyecto, un drama samurái, por algo más cercano a lo real. Se había puesto en contacto con el Ministerio de Educación para que le presentaran un instructor adecuado. El Ministerio transmitió la solicitud a la Sociedad para la Promoción de las Artes Marciales Clásicas Japonesas, quien sugirió a Yoshio Sugino de Katori Shinto-ryu y Junzo Sasamori de Ono-ha Itto-ryu.
Sugino y Sasamori conocieron a Kurosawa en mayo de 1953, en una reunión celebrada en un exclusivo restaurante en Shibuya, a la que asistieron muchos de los actores que interpretarían samuráis en la película. El título de esta última sería «Los siete samuráis.»
Sasamori tuvo que abandonar su instrucción en el rodaje ni bien comenzado pero, no obstante, le dijo a Kurosawa: «Aunque tengo que abandonarlos, realmente no hay nada de qué preocuparse ya que Sugino Sensei puede enseñarles todo, desde lanza hasta iai e incluso Aikido. Te dejo en buenas manos»[1].

Yoshio Sugino Sensei (1904-1998)

Algo que llamó la atención de Kurosawa fue el porte sólido y equilibrado de Sugino, y ordenó a los actores que emularan esto de la mejor manera posible, incluida la forma en que caminaba, la forma en que se arrodillaba y cualquier otro aspecto de su estilo cotidiano que pudieran notar. Kurosawa vio que había una diferencia significativa en la estabilidad entre la gente común y los viejos samuráis que pasaban sus días con pesadas espadas en la cintura.

Sugino Sensei dando instrucción a Mifune bajo supervisión de Kurosawa.

Ambos unieron su creatividad y habilidades para hacer evolucionar gradualmente la coreografía de las batallas en Los siete samuráis, cada uno desarrollando una comprensión más profunda del arte del otro en el proceso. Kurosawa estaba interesado en crear escenas de batalla que fueran efectivas desde el punto de vista cinematográfico. Sugino quería que los actores realizaran técnicas de acuerdo con los principios de las artes marciales. Estas diferentes perspectivas a menudo se convirtieron en fuente de desacuerdo, pero los dos hombres compartieron una visión creativa y su dedicación a la autenticidad se reflejó en los estrictos estándares del elenco.

Sugino simplemente quedó satisfecho porque la película logró retratar fielmente las auténticas artes marciales japonesas. Su participación en la producción de «Los siete samuráis» ayudó a profundizar sus lazos con la industria del cine, por lo que continuó trabajando en la instrucción de actores. Volvió a trabajar con Kurosawa en La fortaleza escondida y en «Yojimbo«, films en los que también Mifune fue el protagonista. El maestro Sugino afirmó que Toshiro fue el actor más talentoso que hubo entrenado. «Era físicamente poderoso», sostenía Sugino. «Mantuvo sus caderas bajas y firmemente enraizadas obteniendo una estabilidad asombrosa».

Toshiro Mifune y Yoshio Sugino
 

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«Gyaku nuki no tachi»

En una de las primeras escenas de «Yojimbo», por ejemplo, el personaje samurái de Mifune provoca a tres pícaros locales a sacar sus armas, con lo cual explota en acción y corta a los tres, usando movimientos tan rápidos que el ojo apenas puede seguir. La técnica que Mifune usó en esta escena (llamada gyaku nuki no tachi逆抜きの太刀) es particularmente difícil, y consiste en que la espada se desenvaina con la mano derecha con el agarre invertido, se coloca sobre la cabeza, se invierte y se baja nuevamente con otro movimiento de corte. Pero Mifune realizó la técnica con una precisión tan explosiva que incluso Sugino no pudo evitar quedar impresionado.

Si bien los personajes que Mifune retrata en la pantalla a menudo son altaneros, dominantes y arrogantes, Sugino dice que el verdadero Mifune era un individuo atento, sensible, modesto y considerado. Cuando él y Sugino compartían acomodaciones, siempre hacía todo lo posible para ofrecer a su maestro toda amabilidad. Esto incluía hacer la cama, lavar los platos e incluso lavarle la espalda en el baño. Su actitud siempre fue de profundo aprecio por haber aprendido «algo nuevo, algo bueno que no poseo inherentemente, que debo trabajar duro para aprender».

Actitud digna de un verdadero discípulo de Budo hacia su maestro.

Mifune fallece en 1997 a la edad de 77 años mientras que su «maestro» Sugino lo hace al año siguiente, en 1998, pero a los 94 años de edad.

Toshiro Mifune (1920-1997)

[1] Yoshio Sugino fue un estudiante directo de Morihei Ueshiba a principios de la década de 1930 y abrió un dojo afiliado a Aikikai en 1935. Él también era estudiante directo de Jigoro Kano, fundador del judo, y en la década de 1940 enseñaba kenjutsu, aikido, judo y naginatajutsu a tiempo completo.
Recomiendo la lectura de su historia y relación con O’sensei Ueshiba Morihei en Aikido Journal, sobre la cual me he basado para escribir este artículo;

The Last Swordsman: The Yoshio Sugino Story, Part 1

The Last Swordsman: The Yoshio Sugino Story, Part 2

The Last Swordsman: The Yoshio Sugino Story, Part 3